lunes, 6 de septiembre de 2010

Nuevos y viejos amigos

Con este rollo de las redes sociales es realmente increíble lo que puede suceder. Desde encontrarse con personas a las que por una cosa o por otra había dejado de frecuentar desde hace 20 años, hasta nuevos amigos que uno va conociendo en el caminar por esta vida.
Seguramente a ustedes les ha pasado, que comienzan a ver si aparece fulanito o sutanito en el buscador. Algún buen amigo, alguna novia del pasado, gente a la que uno tenía ganas de tronarles sus huesitos, etc, etc, etc.
A algunos amigos de antaño me los encontraba en la calle y de repente me decían: "te oí en el radio", o :"te vi en la tele" o bien: "leí tu nota en el periódico", quizá yo estaba vigente para ellos, pero ellos no para mí. Digamos que son las ventajas de trabajar en un medio que es 100 % público y en el que tu trabajo siempre está bajo el juicio de los demás.
El caso más curioso en cuanto a encontrar viejos amigos me sucedió recientemente, y sin buscar. De pronto me llegó la solicitud de una buena amiga de la secundaria. Fue sensacional recordar tantas cosas que ocurrieron en tres años (de 1988 a 1991).
Lo chistoso del asunto es que ella me encontró, cuando su hijo buscaba a uno de sus amigos que se llamaba igual que yo. Increíble, pero cierto, de repente vio mi nombre y dijo "se llama igual que un amigo de la secundaria", el resultado, corroboró que se trataba del que ahora escribe: hemos hablado diario por el chat y recordado esos tiempos.
La vida es dinámica, uno cambia de lugar de manera vertiginosa, pero cada quien toma su camino. Muchos nos despedimos de nuestros amigos en la secundaria, prepa o carrera, con la promesa de que no nos vamos a dejar de ver y que nos vamos a frecuentar. Con algunos se cumple, pero con otros, el último día que nos vimos fue el último día de clases.
¿Qué pasaría si no existieran redes sociales?, pues seguramente continuaría con mi andar en esta vida, conviviendo con mi familia y con mis amigos actuales, pues a los viejos amigos no tendría forma de localizarlos, con todo y que vivamos en la misma ciudad o en lugares muy cercanos. De repente me escucharían en la radio o me leerían en algún periódico. Quizá alguno diría: "no, no creo que sea el mismo Hiram Marín".

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